martes, 20 de junio de 2017

Caza de la paloma torcaz

Nada más acabar el verano, las líneas de puestos de los collados pirenaicos vuelven a llenarse de febril actividad, pudiéndose ver a los palomeros en su ir y venir restaurando la cobertura vegetal de los puestos, reponiendo maderas y escaleras, o haciendo acopio de víveres en las chabolas donde pasan gran parte del mes de octubre. Muchos de ellos suelen estar todo el mes de octubre disfrutando de sus vacaciones, a ratos en los púlpitos disfrutando del espectáculo que supone el ver cruzar a las miles de torcaces que en su ruta migratoria cruzan los collados de las montañas de norte a sur, y a ratos degustando excelentes comidas seguidas de interminables partidas de mus en compañía de sus amigos de cacería.Las especies autorizadas son la paloma torcaz y la zurita, todos los días de la semana desde el 1 de octubre hasta el 31 de diciembre de 2016 en puestos y chozas autorizados. Así mismo, se podrá cazar la paloma torcaz al salto en la zona de codorniz y desde puesto en los cotos de la zona sur desde el 15 de agosto hasta el 25 de septiembre de 2016.Del 1 de noviembre de 2016 al 31 de enero de 2017 se podrán cazar también, al salto, los jueves, sábados, domingos y festivos de carácter nacional, foral o local.Las fechas más propicias para la caza de las torcaces han sido tradicionalmente en las semanas anteriores y posteriores al 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar
, decreciendo paulatinamente conforme se acerca el fin de mes, aunque en los últimos años, se suele atrasar algo, desplazándose el grueso de la pasa hacia la tercera y cuarta semana del mes de octubre. No es raro que con la llegada de los primeros fríos invernales haya golpes de pasa muy fuertes procedentes de los bandos que ha aguantado en el sur de Francia alimentándose en los inmensos maizales de la región de las Landas.Desde Adecana nos informan que un condicionante muy

importante para la caza de la paloma migratoria depende de la meteorología y, más en particular, de la gran importancia de los vientos. En primer lugar es necesario que el tiempo esté despejado, ya que la lluvia, los temporales o la niebla impiden la migración. En segundo lugar, es preferible que haya viento sur o bochorno, ya que con él los bandos van contra el viento acercándose a los collados, muy cercanas a las copas de los árboles y facilitando a los cazadores el abatir algunas al poder efectuar sus disparos más cerca. Por el contrario, los días de viento norte las palomas los cruzan con viento de cola a gran altura y velocidad, lo que dificulta o impide su captura al cruzar estas fuera de tiro o en los límites del mismo.Puestos los hay de todos los tipos, desde chozas donde los abuelos las siguen cazando como desde antaño con cimbeles, redes donde se combina la captura en vivo con puestos situados detrás de ellas, puestos de suelo, o en las copas de los árboles. De oeste a este merecen destacarse las antiquísimas redes de Etxalar, en el valle Baztan, donde es un espectáculo ver trabajar a sus palomeros desde sus atalayas a la entrada del valle, bajando hasta las alturas de las copas de los hayedos a los inmensos bandos de miles de torcaces con la sola ayuda de sus paletas de madera que imitan el picado de los halcones sobre ellas, dirigiéndolas hasta las redes donde sus compañeros las atrapan por muchas docenas si la ocasión resulta propicia. Los frentes de Urkiaga y Zuraun, del que fue el coto nacional de Quinto Real, el mítico Luzaide-Valcarlos en el valle de Lindux, punto de partida español del Camino de Santiago y cuna de los mejores puestos de todo el Pirineo, y donde la caza de la paloma en la pasa es toda una religión que practican la casi totalidad de sus habitantes, que cogen las vacaciones en el mes de octubre; o los del monte de Guibelea en las cercanías del monte Orhy, primer dosmil del Pirineo. Ya en las cercanías de Huesca destacan los del alto Roncal, situados a gran altura y desde donde se pueden ver unas inmejorables vistas de la cordillera.De los aproximadamente 4.000 puestos o púlpitos que hay en
Navarra, una parte de ellos son cedidos por los ayuntamientos mediante adjudicación directa a las asociaciones locales de cazadores, cuyos socios practican en ellos una caza social, y otros son objeto de subastas al mejor postor, teniendo gran importancia en su precio final la comodidad de sus accesos y la calidad de las chabolas que los cazadores utilizan en sus ratos de ocio y descanso.El número de palomas que se pueden abatir durante la temporada no se ha sabido nunca oficialmente, pero antaño, popularmente, se hablaba de cifras anuales de unos 100.000 ejemplares, cantidad que desde Adecana estiman que en la actualidad es bastante inferior. Su presidente, Carlos Irujo, afirma que “parece ser que a pesar de que las poblaciones de paloma que hay en Europa son estables, incluso con tendencia a aumentar, lo cierto es que debido a la bonanza de la meteorología, los inviernos son ahora más suaves, así como el espectacular aumento de los cultivos intensivos en toda Francia y en resto de Europa, lo que hace que un cierto número de palomas no se tengan que desplazar al sur en busca de alimento, siendo lógico que actualmente estén perdiendo parte del espíritu migratorio que tenían hace años.Carlos Irujo, que “desde que era un niño ha estado acompañando a su padre a los mejores puestos del Pirineo, comenta que “antiguamente cruzaban el pirineo unos 10 ó 12 millones de palomas y hoy en día ha disminuido hasta los 2 ó 3 millones”. “Si a esto le sumamos que antiguamente los bandos de palomas llegaban a la frontera sin tirotear al no haber prácticamente en la zona francesa puestos que pudiesen perturbar su dirección, y que hoy en día desde las Landas hasta la frontera española existen decenas y decenas de líneas de puestos cuyos cazadores presionan a los bandos a elevarse y a buscar rutas alternativas a través de otros subvalles más occidentales”, “Todo ello, dice Irujo, ha conllevado que hayan disminuido las capturas en los lugares antaño tradicionales, pero que se han elevado de forma espectacular en los nuevos lugares por los que intentan cruzar mas hacia el oeste, como ocurre en los cotos de la regata del río Bidasoa, incluso en la vecina Guipúzcoa, donde se las puede incluso cruzar por la costa cantábrica procedentes del mar.”Se trata de una forma de ver la caza y muchos otros aspectos que la rodean mucho más intensa y con muchos mas matices de lo que nos podamos imaginar. Sino, ¿cómo podemos explicar la pasión de muchos cazadores, tanto navarros como de otras comunidades, entre las que abundan los franceses, que igual que hicieron sus padres y sus abuelos guardan buena parte de sus vacaciones para cazar junto a sus amigos, que abonan en algunos casos importantes cantidades de dinero para pujar en unas subastas llenas de pretendientes tan locos por la caza como ellos, que trabajan con meses de antelación en la preparación de sus chabolas y el acarreo de leña, en la fabricación de puestos en hayas que en algunas ocasiones alcanzan los 30 metros de altura, pasando semanas acechando el horizonte a la espera de ese vuelo ideal que no llega, pero que cuando por fin se llenan los cielos de miles de palomas compensa con creces la larga espera? Sin duda es una forma diferente y apasionada de vivir la caza y todo lo bueno que puede rodearla, como puede ser el aderezarla en compañía de tus amigos con inolvidables comilonas en las que abunda el buen disfrute de la gastronomía que tanto se estila por estas tierras y el mejor beber acompañado de largas partidas de mus, todo ello en un entorno natural único e incomparable como son los montes de Navarra, poblados de hayedos y de abetales que se van tintando en esta época de múltiples tonalidades que enamoran y enganchan para siempre a quienes tienen la ocasión de contemplarlos.

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